Cuentos para voyeristas surge después de un largo paréntesis de más de veinte años. Historias anómalas y sorprendentes filtradas ahora desde la experiencia del exilio. La autora sostiene que algunos de sus personajes podrían ser objeto de estudio en las escuelas de psicología. Pretende con sus historias que del acto de lectura no se salga inmune. La mayor parte de los personajes reclaman ese derecho y esa veneración al mutismo (porque también existen aquellos para los que, cualquier acto de comunicación implica demasiado esfuerzo; un derroche innecesario de energía). Algunos de mis relatos surgen bajo el influjo de la tradición oral de la costa pacífica colombiana de la que he bebido y a través de la cual tuve mi primer acercamiento con la literatura. Celebro este regalo, me ha permitido explorar el mundo del erotismo y crear mundos ficcionales sustentados en el símbolo y la paradoja: Límbica había florecido en toda su plenitud, no era ni guapa, ni fea, ni delgada, ni gorda, ni alta ni baja, ni buena ni mala, era perfecta en ella a su modo. Eso sí, el hombre que la desposara debería estar bien dotado de testosterona y de poesía si quería sobrevivir a la experiencia.