En efecto, tanto el súbito e inesperado encuentro de Julián con Julia; el no menos casual contacto entre los jovencitos, personajes centrales de la novela Antonia; el increible y sorpresivo flechazo recibido por el heroe de la novela Beatriz, cuando prácticamente babeando conoce a la mamá de su compañero de clase; y, el relampagueante impacto recibido por el personaje central masculino en la novela Atenea cuando, por casualidad divisa a la por él tenida como diosa, son escenas comunes en las cuatro novelas.