El hombre, que llega a las estrellas más lejanas, sigue aún desafiado a llegar a su propio interior, tanto más cercano cuanto misterioso. Casi tomando dos extremos en el tiempo, como lo son las figuras singulares de Agustín y Frankl, este trabajo, sin embargo, los revela cercanos justamente por haber llegado ambos a las fro nteras de esa dimensión central, la del "corazón" mismo del hombre, que trasciende las
"Llegó a tiempo "