La tarea de 'educar desde los valores' es un desafío a largo plazo. Más aún cuando sabemos que, como cualquier programa que intenta dar respuesta a los problemas de fondo del ser humano, todo, siempre, empeora antes de mejorar. Por ello la esperanza es la herramienta básica para decidirse a comenzar. Y la perseverancia, para no desfallecer en el intento de ayudar a cada individuo a descubrir los valores que elegirá progresivamente para su propia vida.El animador, el mediador, el docente, no encontrarán en esta obra ni un planteo teórico ignorante de los imprescindibles recursos para la mediación de las propuestas ni un 'recetario' irresponsable de la enorme tarea confiada al educador. Porque, efectivamente, educar desde los valores es vivir y poner en práctica principios psicológicos, sociológicos y morales cuyo objetivo no es ser 'más buenos' o intentar que los sean los alumnos, sino construir instrumentos que nos permitan ser cada vez más reflexivos y comprensivos, reconociendo la diversidad como contenido ineludible y el conflicto como un elemento inevitable del tejido social. El docente, como mediador, ayudará a elaborar la toma de responsabilidad individual frente a la norma colectiva y social.Y quizás sea esta la problemática de hoy, el permanente conflicto de los niños (y los adultos) por satisfacer todos sus deseos, convirtiéndolos en necesidades; y por parte de los adultos en satisfacer todos los deseos de los niños en vez de colaborar para convertir esos deseos en proyectos.De allí nuestra expectativa: que estas dinámicas