La consecuencia natural de nuestras obsesiones es pasárselas a nuestros hijos. Llevo coleccionando globos terráqueos, mapas y otros artefactos geográficos desde mi itinerante infancia. Por tanto, no es demasiada coincidencia que haya estado escribiendo algunas partes de este libro mientras hacía metódicamente un mapamundi de mil piezas con mi hija. El mapa era una proyección de Mercator, que debe su nombre al geógrafo flamenco del siglo XVI que pretendía hacer mapas más útiles para la navegación, pero que en el proceso distorsionó enormemente la escala de las latitudes extremas. De ahí que mi hija exclamara: «¡Qué grande es Groenlandia!», al tiempo que se preguntaba por qué era de color naranja. África fue el continente más fácil de montar: con 54 países, cada piececita del puzle estaba llena de pistas como el contraste de los colores nacionales y los nombres de las ciudades. Dejamos para el final los vastos océanos, un trabajo realmente frustrante, con cientos de piezas uniformes que únicamente se diferenciaban por sus tonalidades de azul. Pasábamos el tiempo comentando dónde son más profundos los océanos, dónde se encuentran las mayores cordilleras submarinas y cómo sobrevive la gente en las islas remotas. Cuando completamos el puzle, lo envolvimos cuidadosamente con un rollo de cinta transparente y lo pegamos en la pared de su habitación. Dando un paso atrás, resultaba fácil imaginar lo perfectamente unidos que estaban antaño todos los continentes formando el supercontinente Pangea, y tratar de imaginar asimismo cómo volverán a agruparse entre los próximos cincuenta y cien millones de años (alrededor del Ártico), fusionándose en otro supercontinente que los científicos denominan Amasia. Pero ¿no estaremos conectando ya en la actualidad todos los continentes? ¿Cómo será nuestro planeta una vez que hayamos construido un perfecto entramado de infraestructuras de transporte, energía y comunicaciones entre todas las personas y recursos del mundo, de suerte que no quede geografía alguna sin conectar? Un término apropiado para designar este escenario podría ser conectografía.
"Un mapeo de mapeos de infraestructura. Fundamental. "