En la tradición de los mejores autores de literatura cinegética, desde la cetrería y Pero López de Ayala, hasta los relatos del Conde de Yebes y José Mª Castroviejo, el autor escribe esta crónica epistolar a una Duquesa de Aveiro tan difusa como cercana a su pasión portuguesa, y en cada carta introduce a los lectores en los secretos de la caza y el paisaje hasta componer un tratado contemporáneo sobre el cazador y su mundo.