E1 título que hemos dado a esta compilación puede tomarse como un guiño cómplice hacia la imagen que habitualmente suele asociarse con el trabajo antropológico: un hombre o una mujer que solitariamente y en tierras remotas convive por largos periodos de tiempo con exóticos "nativos" registrando en una libreta sus costumbres, creencias y rituales para luego describir minuciosamente la diversidad de lo humano, siempre apelando al "relativismo cultural" para batallar contra cualquier forma de "etnocentrismo". Posiblemente algo de este imaginario "aventurero y romántico" forme parte del mito fundacional de la disciplina, también portadora del peso de la empresa colonial. Pero hoy, bastante poco parecidos a Indiana Jones, los y las antropólogas desarrollamos nuestra profesión en los más variados ámbitos, espacios y países del planeta. Con distintos posicionamientos sociales, culturales y políticos, hay antropólogos trabajando a miles de kilómetros de sus hogares y hay quienes lo hacen a unas pocas calles de su escritorio; hay quienes hacen trabajo de campo en el seno de comunidades indígenas, pero también quienes trabajan con miembros de familias aristocráticas, sectores más empobrecidos o las clases medias de las más diversas sociedades.