Los jugaban nuestros abuelos, los jugaban nuestros padres y los juegan nuestros hijos. Los juegos tradicionales son aquellos que guardamos en algún rincón del alma y que cada tanto, y por algún motivo, se zafan del arcón de los recuerdos como un elástico suelto, nos chicotean y nos invitan nuevamente a jugar.Los hay para todos los gustos y habilidades: para los que les gusta esconderse y para los buscadores empedernidos, para los que prefieren mancharse o andar limpitos por la vida, para los amantes de los animales: lobos, chanchos o gallitos ciegos, para los gourmet que se deleitan con el arroz con leche, el fideo fino o simplemente con pan y queso -si es camembert, mejor-.Para todos aquellos que se preguntan '¿cómo era que se jugaba a...?' les ofrecemos una selección de propuestas para todo momento y todo lugar.